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miércoles, 14 de marzo de 2018

CoñoquéfríohaceaquíenFebrero



Siempre me gustó Febrero porque es el mes de mi fiesta favorita: CARNAVAL. Puede que sea el primer año de la historia que no me disfrazo con mi hermana de algún personaje de nuestras películas favoritas después de horas y horas delante de la máquina de coser haciendo, deshaciendo, probando, discutiendo y desesperándonos. Yo no tenía ni idea de cómo se celebraba un carnaval en Hungría y esto fue lo que me encontré.

A principios de mes los voluntarios españoles hicimos una presentación en el centro cultural Agora sobre cómo se vive esta fiesta en España. No desaproveché la oportunidad para hablar del descenso del Galiana de Avilés y de los carnavales de Santa Cruz de Tenerife.
Manon, Greta, Daria, Fatih, Sara y Benjamin
El día siguiente en el mismo centro cultural nos reunimos con otros grupos de personas locales, nosotros ataviados con banderas y trajes y complementos coloridos y cutres que sacamos del fondo del trastero de la oficina. Ellos vestidos con trajes regionales en su mayoría. En el interior teníamos aperitivos y los grupos de charangas practicaban dentro del edificio los bailes que harían luego en la plaza. No es de extrañar que practicaran dentro si tenemos en cuenta que en la calle la temperatura estaba bajo cero. Tienen un baile genial que consiste en bailar con una botella. Con ella. En la mano, en la cabeza, a su alrededor... quién te iba a decir que una botella no es la compañera ideal de baile?
A menos no sé cuantos grados, lloviendo y sin sentido del ridículo bajamos por la calle principal con música y bailando hasta la plaza Kossuth. Allí esperamos durante horas viendo a los grupos actuar con pequeños espectáculos de teatro y baile. La fiesta se cerró con una hoguera y bailes de todos los espectadores alrededor.
trimedalla con Mert
El 4 de Febrero Mert, Benjamin y yo en equipo corrimos la media maratón. Tuvimos un día perfecto y soleado, los 10 kilómetros no se me hacen duros (salvo los tramos cuesta arriba) y tras darle el relevo a Benji me hincho a comer plátano que mis compañeros reparten a los corredores y pan en la meta final mientras espero a que Mert llegue.
Como no estamos cansados al acabar vamos al edificio de las piscinas a ver la entrega de premios, por los pelos nos llevamos un trofeo!

Seguramente la mejor decisión de este mes fue acompañar a la piscina a Peti, el niño de Napsugár, en mi día libre. Como comenté Peti es autista y no habla en absoluto. Ese día mientras le cambiaba y jugábamos me dijo mamá.
Ese momento ya fue lo bastante bueno para completar el reporte del mes. Pero cuando volví a casa mis amigos me esperaban para una excursión a Zselici Csillagpark. Ida en bus y vuelta en bici! Si, cómo lo echaba de menos. Definitivamente cuando el tiempo mejore querré moverme por los alrededores de la ciudad. Enrico, Fatih, Murat, Derya, Daria, Yedigul, Manon, Carol, Etienne y yo caminamos hasta el observatorio de estrellas entre el barro y la nieve. Nos tiramos bolas de nieve, tocamos música, comimos, nos hicimos fotos, subimos a una torre que era tan alta como un edificio de ocho plantas y vimos toooodo alrededor.
Ese mismo día por fin pude meterle mano a la comida italiana real que Greta recibió de su familia, como se va hizo tiramisú con las galletas oficiales italianas y arancini.

Siguiendo con comidas internacionales esa semana Murat y Derya prepararon la tarta de los muertos, una masa que sólo lleva harina, aceite y azúcar hecho en la sartén. (No me extraña que la llamen así).
En el centro cultural Ágora pudimos ver un concierto seguido de una exposición de instrumentos abierta al público, maravilloso acercar así la música a la gente. Había excursiones de niños y muchos adultos por libre, sentándose, tocando el piano, el bajo, los practicables de la batería, ukeleles, la mandolina y muchos otros. Pude probar en el piano la teoría que aprendí hace semanas cuando empece con el ukelele e improvisamos nuestra futura banda de rock.
Caro, Murat y yo: Los rompecuerdas

El 8 de Febrero Adam, el voluntario lituano llevó a cabo una Tarde lituana en la oficina. Bailamos, vimos vídeos de presentación de su cultura, concursos de adivinar verdadero o falso, juegos de colocar en el mapa, probamos la bebida dulce típica y picoteamos.
Tienen una sopa que es rosa! ..Eso es lo que más me ha llamado la atención.
Salimos tan animados de la fiesta que algunos fuimos a New York, por un momento fue un poco triste porque Caro nos contó su decisión de dejar el proyecto, pero enseguida nos animamos con dardos, futbolín y terminamos volviendo a casa haciendo carreras en bici por la parte mas cubierta y resbaladiza de hielo posible. Casi estampo la bici de Enrico y a él en una de esas macetas gigantes de hormigón, pero por lo demás todo bien. Casa y música.

Soy así de afortunada que este mes recibí dos visitas, mis amigos de Gijón se acercaron a Budapest unos días a mediados de mes.
De nuevo a visitar los puntos con más interés turístico, cena mexicana, Szimpla Kert, Parlamento, vino caliente en casa, catacumbas, Memento park, Mercado Central en busca del lángos perfecto, Hummusbar, baños Czéchenyi de noche a -4ºC y con lluvia... recordando más anécdotas de las que creamos, disfrutando de su sentido del humor, cabeza y sensibilidad.
Memento Park

Cuando vuelvo a casa la mitad del equipo se ha ido a Visegrad por cuatro días para su segundo curso de entrenamiento. Continuo entrenando y tocando el ukelele aunque sin compañía. Hago una funda de elefantes para él, leche de arroz más espesa y dulce que cuando la hago con ellos y en general les echo de menos.

Es momento de despedir a Greta y a Manon ...bellas ciao. Espero encontraros en el futuro y veros felices.

Enrico, Caro, Sara y Oghusan
El fin de semana del 16 bueno.. estuve con Caro y Enrico. No sabría decir cuánto vino ni cuánta veces cantamos Les passantes de Brassens ni en que momento se hizo de día, hicimos leche por la mañana y la compra para el día siguiente, que era el cumpleaños de Thomas, y ahí nos presentamos a tomar unas cervezas con todos. Passion, absenta, masajes, esconder fotos, cercanía.
La esperadisima vuelta a casa y el amanecer perfectos.

estudiantes de Durázcky aprendiendo las CCAA
Por segunda vez Álvaro y yo nos aventuramos a hacer una Tarde Española en Kaposvár, esta vez en el colegio Durázcky para niños con problemas de audición. Necesitamos un traductor a lenguaje de signos, pero no fue ninguna dificultad, la comunicación con ellos fue básicamente no verbal. Estaban entusiasmados. Improvisamos todo lo que quisimos, lo pasamos como los indios, aprendieron, se divirtieron, usaron el photocall, colorearon las banderas de las Comunidades autónomas, nos abrazamos y jugamos toda la tarde, un placer.

Pensando en mejorar las actividades en el Hogar de Mujeres acordamos hacer una reunión con Daniel, el director. Recibimos información sobre los niños con los que trabajamos y sus madres, nos comprometemos a hacer un planing mensual concreto de las actividades que llevaremos a cabo y dejarlo puesto allí, se comprometen a preguntar a las mujeres si están interesadas en recibir un taller por nuestra parte solo para ellas. Debimos haber hecho esto desde un principio, y no solo en esta institución, trabajando con un grupo tan grande de voluntarios que participan en tantas actividades diferentes a un tiempo facilitaría mucho las cosas.
Lia, Hugo, Laura, Lucía, Sara y Enrico en Viena

A finales de mes recibo la segunda visita genial de este mes. Mi hermana de nuevo, pero esta vez con sus amigos, vienen a pasar unos días a Budapest y Viena. Nos encontramos en Budapest la noche del miércoles 21, cervezas en el hostal, el peor lángos de Hungría y retirada temprano, el día siguiente subimos hasta la plaza de la héroes, rodeamos el palacio, bajamos hasta el Mercado Central para coger provisiones para el viaje, parada de rigor en el Hummusbar y subir hasta la colina de la libertad, está todo nevado y precioso, nunca había visto la ciudad desde tan alto.

De tarde vamos a la estación de autobuses, allí está Enrico para unirse al viaje. Y desde allí vamos rumbo a Viena, ya es de noche y nieva fuera del autobús, se me hace corto el viaje acurrucada en el asiento.
En esa noche vamos a probar las mejores cervezas caseras en la ciudad. Es el sitio en el que más frío he pasado hasta ahora.
En los días siguientes hacemos un free tour, vamos al parque de atracciones más viejo de Europa, visitamos el Palacio de Verano de los Hamsburgo, podemos ver el ballet en la opera por 4€, tomamos chocolate caliente, vamos a Pandora, tomamos la tarta sacher más cara de Viena con la receta original de a saber cuándo, un rayito de sol ilumina el prado por un momento y nos paramos a tomar un café con cannoli siciliano en la parte trasera de la ópera, un edificio inmenso y elegante.
El palacio de verano no los Hamsburgo


Vemos el increíble mercado en frente del hostal donde nos hartan a comida, aceitunas rellenas de queso, bollitos rellenos de nueces, especias, hummus con falafel, acabamos el día en pijama jugando y bebiendo en el bar del hostal.
Viena es, como bien dijo Lucía, ostentosa.

Se va con sus amigos de vuelta a España el domingo y Enrico y yo nos quedamos solos por la mañana con un día soleado y sin plan fijo, empezamos a pasear y un matrimonio francés nos intercepta para pedir indicaciones hacia un mercado de granjeros - hay arte y comida - nos dicen.
No tenemos ni idea de qué es pero decidimos buscarlo con ellos. Y es el mejor plan que pudimos elegir. El Szimpla kerts farmers market. QUESO, MIEL, PAN Y VINO.
Sorpresas del Szimpla farmers market

También te ofrecen y preguntan tus gustos, vendedores adorables, oferta de visitar sus granjas, concierto imprevisto de un grupo ecléctico estilo peruano, el sol entrando por los toldos que tapan el techo derruido.
Seguimos fortaleciendo lazos y me siento simplemente feliz : )

La vuelta a la rutina no se hace demasiado dura, tengo más tiempo libre porque dos alumnas del club de español, las que son madre-hija, no pueden venir durante un par de semanas.
Los niños siguen viniendo, Dominik es adorable, súper risueño y curioso, me gustan las clases particulares con él.
Hacer churros en equipo
En el hogar de mujeres continuamos con talleres dos días por semanas, la organización mensual funciona, al menos para nosotros, hacemos churros con chocolates, pompones, aprendemos un poco de geografía, jugamos a las sillas. Son actividades algo superficiales pero que les dejaran un poso y ejemplo de cómo dedicar el tiempo libre de manera sana y colectiva.

Los lunes a primera hora es mi cita con Peti, el niño del colegio Napsugár para niños con necesidades especiales, es un ángel. Espero poder acompañarle también a las excursiones que hacen a caballo.

Quizá la parte de mi actividad en la que me siento menos útil es en los infopoints de los institutos. Estamos tan presentes en la rutina que nos hemos convertido en parte del mobiliario, nadie viene a preguntar sobre programas de intercambio en el extranjero, solo somos el apoyo lingüístico de algunos profesores. Tampoco tenemos formación por parte de Compass sobre los Programas de Erasmus+, así que casi mejor que no nos pregunten nada.
A finales de mes me uní al club de malabares que dos voluntarios dan en el gimnasio cada martes, es divertido, siento cómo trabaja esa parte normalmente no usada de mi cerebro, vino la tele a grabarnos, es una ocasión para conocer a chicos de la ciudad. La sala tiene pared de escalada, futbolines, cama elástica y colchonetas. Al final de la clase practiqué unas acrobacias simples en las colchonetas.
Mis metas personales de practicar música, entrenar y estudiar alemán están relajándose un poco. Hace demasiado frío para seguir saliendo a correr tan a menudo, a mediados de mes colgué las zapatillas hasta nuevo aviso. Estamos teniendo no sé cuántos centímetros de nieve, pero más de diez o quince. Y bajo cero. Y la motivación para estudiar alemán también se ha debilitado un poco, aunque sigue estando entre mis metas alcanzar al menos el 70% en Duolingo.
Uno de los momentos mas bonitos del mes fue la carrera de noche con Enrico por el parque cubierto de nieve y cayendo tantos copos que se nos desdibujaban las huellas en la pista entre una vuelta y la siguiente. Está presente en casi todas mis rutinas y son mejores precisamente porque él está en ellas. Si tuviera que escoger una palabra favorita para este mes sería banana y me la ha dicho él. Estamos pensando en alargar un poco esta etapa y hacer una parada de varias semanas, quizás en Bosnia, antes de volver a nuestros países de origen.
Las cenas ya no son sólo de chapati, hemos ampliado el repertorio a banana pancakes y las ultimas veces hasta dibujamos y escribimos en las tortitas, porridge para desayunar, potatoe croquetes, gnocchi, polpetes, bagels, hamburguesas de quinoa, pizza... sigo haciendo mi hummus y leche y de momento siendo vegetariana.

A finales de mes al fin han crecido los días! Ya hay luz cuando salgo de la oficina. No puedo esperar a que las temperaturas suban un poco.

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